Embarazo y discapacidad.

El embarazo es una etapa especial de la vida de la mujer y la familia. Durante la misma, suceden muchos cambios que pueden afectar en varios aspectos: en el cuerpo por las transformaciones que producen, en el estado emocional y en la familia.

En caso de tratarse de una mujer embarazada que tiene alguna discapacidad se le añaden otro tipo de cuestiones que le pueden generar un problema, como saber si le afectará la discapacidad al parto o a la gestación, saber si su discapacidad le permitirá cuidar a su hijo, etc…Este tipo de cuestiones pueden proporcionar mayor estrés que el que ya produce ese estado.

La discapacidad no debería ser un obstáculo para poder tener un hijo, pero para ello no sólo basta con que la persona lo crea así, también intervienen la aceptación de los médicos. Sobre este tema, me gustaría citar a Judith Rogers, autora de “Del embarazo al parto. Guía para la mujer con discapacidad”, en este libro la autora cita a Sharon, una mujer parapléjica, la cual narra: «La primera reacción de mi ginecólogo fue preguntar si me quedaría con el bebé».

Al igual que Sharon, se han visto muchos casos de discriminación ante la decisión de una mujer con discapacidad a tener un hijo.

Según narra Judith Rogers la actitud de los médicos es muy variable y depende del grado de información que tengan sobre este asunto,, además de los propios prejuicios que ellos mismos pueden tener ante alguna persona que tenga alguna discpacidad. Según cita Rogers: «es un prejuicio basado en la ignorancia»

Como cualquier persona, una mujer con discapacidad necesita sentirse aceptada por el grupo social que lo rodea y, en ello, se refiere también con los médicos.

El profesional debe informar y orientar a su paciente mediante todo tipo de información, sin que la persona se pueda sentir discriminada por el estado en el que se encuentre. A no ser que el embarazo pueda poner en peligro su vida o la del bebé, es ella quien tiene la decisión de tener un hijo.